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La basura tecnológica es un problema que va en aumento en los últimos años. Los aparatos electrónicos cada vez tienen una vida más corta ya que tendemos a sustituirlos con mayor frecuencia y, además, suelen tener una durabilidad menor que los producidos en décadas anteriores. En este artículo vamos a mostrar en profundidad de qué trata este problema.

Qué es la basura tecnológica

Anualmente se generan más de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos en el mundo. Esto supone un verdadero problema puesto que, en muchos casos, se trata de equipos con sustancias dañinas para la salud y pueden llegar a contaminar la tierra, el aire e incluso los acuíferos subterráneos.

Cómo se genera

Todos hemos sustituido nuestro viejo teléfono por el último modelo en alguna ocasión. Seguramente, en la última década hemos adquirido más aparatos de los que se han estropeado y algunos aún permanecen en algún cajón esperando a que los volvamos a utilizar. 7000 millones de personas llegan a generar muchos residuos y la chatarra electrónica no es una excepción.

Dónde terminan todos los residuos

Desgraciadamente, la mayoría de los desechos electrónicos terminan en países del tercer mundo. En algunos lugares se han creado auténticos cementerios donde se depositan diariamente toneladas de viejos aparatos. En Occidente tendemos a esconder la basura lejos de casa, pero al contrario de lo que se piensa no desaparece sin más. Los metales de un viejo televisor pueden tardar décadas en degradarse y los plásticos son capaces de aguantar miles de años sin descomponerse.

Por qué se lleva a cabo esa práctica

Por desgracia, resulta mucho más barato transportar en barco los desechos a países pobres que gestionarlos correctamente. Es algo que lleva varias décadas sucediendo y no parece tener fin a corto plazo. Algunos países han comenzado a ilegalizar esta práctica, pero aún queda mucho para terminar con el problema.

Posibles soluciones

Para poder enfrentar este problema es necesario que todos pongamos de nuestra parte. A continuación, mostraremos algunas posibles soluciones para dejar atrás los inconvenientes que generan los millones de aparatos que retiramos cada año.

Aprovechar la economía circular

Cada equipo tecnológico que termina en el cubo de basura obliga a gastar más recursos en la creación de uno nuevo. Esto es algo que puede evitarse en la mayoría de casos. En bienes de precio económico es bastante común proceder a su sustitución cuando una de sus piezas falla. Casi nunca reparamos televisores, electrodomésticos o teléfonos móviles. Simplemente, acudimos a una tienda especializada y los sustituimos. A nadie se le ocurriría hacer lo mismo con un coche o una motocicleta. La principal razón es el coste de acceso a la tecnología.

Sin embargo, es bastante sencillo establecer un sistema de economía circular que ofrezca una segunda vida a esos aparatos. Los mercados de segunda mano son un gran ejemplo. Precisamente, es algo que ya se practica con las viviendas o los vehículos. La venta de coches seminuevos permite ahorrar dinero a quienes no pueden acceder a uno nuevo y, además, reduce los recursos que se le exigen al planeta cada día.

El ejemplo de Ghana

Este país es el principal receptor de basura electrónica. Sin embargo, en los últimos años ha desarrollado un importante mercado de segunda mano y cuenta con múltiples empresas dedicadas a la reparación de dispositivos electrónicos. Se trata, sin duda, de un ejemplo de gestión a seguir por el resto de países.

basura tecnológica

Reciclaje de los productos

La gestión de residuos es crucial cuando se trata de evitar la contaminación. Independientemente del esfuerzo que destinemos a mantener el uso adecuado de determinados aparatos electrónicos, es inevitable que estos terminen deteriorándose demasiado. Lo que si está en nuestra mano es controlar dónde van a parar.

Mediante un sistema de triaje se pueden recuperar muchos minerales y elementos contaminantes de cada equipo. Algunos de ellos servirán para volver a fabricar más bienes de consumo. Aquellos materiales que no puedan reutilizarse pueden gestionarse para que no degraden el medioambiente.

Ayuda de las instituciones mundiales

Es fundamental que las instituciones públicas fomenten una cultura global de gestión de residuos. Los ciudadanos deben tener facilidades para poder acceder a un sistema de reciclaje efectivo y fácil de entender. En muchos países ya se lleva a cabo mediante publicidad institucional, así como con campañas temporales. También es habitual encontrarnos contenedores diferenciados por colores. No obstante, es necesario un mayor apoyo.

Las empresas de recogida de residuos sólidos urbanos son las encargadas de recoger la mayoría de basura generada por la población. Para conseguir un mayor reciclaje es posible utilizar sistemas de triaje que separen los residuos orgánicos de la basura electrónica. Aunque pueda parecer simple, se requiere de un gran presupuesto para poner estos sistemas en marcha y es algo que no todos los países están dispuestos a asumir.

Países más contaminantes

Estados Unidos, China y la Unión Europea son los mayores productores de desechos electrónicos. Actualmente, tan solo el 15 % del total que generan termina siendo reciclado. Este porcentaje es demasiado bajo y puede ayudarnos a hacernos una idea de que el problema está lejos de solucionarse.

Como hemos visto, la basura tecnológica supone un serio problema para la salud del planeta. Hay mucho trabajo por hacer para ponerle solución, pero todos podemos aportar nuestro granito de arena en este proceso. Es crucial que cada país se involucre para poner fin a una lacra que está disparando la contaminación del aire, de la tierra y del agua.

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