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Los derechos de emisión de CO2 permiten controlar la contaminación producida por las diferentes empresas e industrias. Se establece un canon que deben abonar previamente. En este artículo contaremos con todo detalle el funcionamiento de este mercado.

Qué son los derechos de emisión de CO2

En el año 2005 se estableció por parte de la Unión Europea este nuevo gravamen que trata de penalizar a los sectores que emiten una mayor cantidad de gases de efecto invernadero. Afecta al transporte y a las industrias más contaminantes.

Cómo funciona el comercio de derechos de emisión de C02

Cada año se ponen en circulación unos nuevos derechos mediante un sistema de subastas. Se fija un límite y el total de emisiones no puede ser más elevado que el máximo subastado. Esto tiene un impacto importante para el medioambiente, pero también para los precios. Al tratarse de una oferta limitada, que además va en descenso, puesto que cada año se disminuye el máximo que sale a subasta, la alta demanda hace que los precios vayan en constante aumento. En los últimos 6 años ha subido desde 6 euros por tonelada hasta 49.

Las subastas tienen lugar en dos mercados que detallaremos a continuación.

Mercado primario

Este mercado se encuentra regulado y está controlado por la Unión Europea. Aquí las empresas que están dispuestas a comprar sus derechos a un precio de subasta más elevado se quedan con los diferentes paquetes que se comercializan. El precio no está fijado previamente, pero es previsible.

Mercado secundario

Al igual que ocurre con la bolsa, en el mercado secundario de derechos de emisiones de gases de efecto invernadero se comercializan los derechos previamente adquiridos. Las propias empresas que ya disponen de los permisos necesarios, los ponen a la venta para tratar de obtener beneficios.

Funcionamiento del mercado secundario

Posiblemente, es el más importante, ya que en él se pueden modificar las cantidades con las que cuenta cada empresa y ofrece una mayor flexibilidad para alcanzar el objetivo de emisiones. Puede haber varios motivos para que las empresas acudan a este mercado, pero podemos distinguir tres casos fundamentales.

derechos de emisión de CO2

Una empresa necesita conseguir más derechos

Si durante la subasta regulada un emisor no ha logrado alcanzar los objetivos que tenía marcados, es necesario que acuda al mercado secundario para compensar esa carencia. De no hacerlo, la empresa se vería obligada a reducir sus emisiones y podría poner en riesgo su modelo de negocio. Es una situación muy habitual. El mercado energético está sujeto a continuos cambios y puede que las previsiones iniciales no se hayan cumplido. También es común que se haya producido un cambio en el modelo de negocio que propicie un mayor nivel de emisiones de manera temporal. En cualquier caso, será necesario adquirir ese mayor número de derechos.

Las previsiones han sobreponderado las emisiones

Si una empresa compra más derechos de los que necesita, habrá perdido dinero. Al tratarse de un recurso tan caro, es necesario que adapte su posición para compensar su balance. Esto suele suceder si el consumo eléctrico baja más de lo previsto o si la producción renovable ha sido mayor de lo normal.

Especulación de los derechos

Algunas empresas, en previsión de un aumento de los precios debido a la elevada demanda, pueden llegar a comprar más derechos de los que necesitan de manera premeditada. Si los ponen a la venta en el momento adecuado, ganarán una gran cantidad de dinero, aunque es algo que tiene sus riesgos, puesto que el precio del mercado secundario no está garantizado.

Por qué se ha establecido este mercado

A la hora de conocer cómo funciona el comercio de derechos de emisión de CO2 es fundamental entender el objetivo final del mismo. La Unión Europea trata de promover una descarbonización de la industria europea. Para ello, este mecanismo es muy importante, puesto que obliga a los mayores emisores a pagar un gravamen por cada tonelada de gases de efecto invernadero que emiten a la atmósfera. De hecho, desde Bruselas se han establecido medidas para evitar que el precio pueda descender.

Si se diese una situación en la que la demanda descendiese, se cuenta con la potestad para restringir aún más los derechos disponibles y ayudar a alzar los precios de forma artificial. Por el momento, se está consiguiendo lo que las autoridades europeas se habían propuesto. Desde el año 2005 las emisiones totales han descendido casi un 20 % en el cómputo europeo. Sin duda, sería deseable que el nivel fuese aún más bajo y se está trabajando por acelerar una transición ecológica más eficiente.

Cumplimiento de las obligaciones

Parte del éxito de esta estrategia europea recae en un sistema de verificación que proporciona un dato fiable sobre las emisiones reales. El sistema actual hace responsable de este seguimiento al titular de cada instalación. De forma anual se debe presentar un informe que sea consecuente con las emisiones que se han llevado a cabo y será evaluado de forma minuciosa.

Verificación independiente

Para evitar fraudes, la Unión Europea ha acreditado a algunos verificadores independientes que se encargan de auditar de forma pormenorizada los datos proporcionados por cada empresa. Mediante este proceso se controla de forma exhaustiva que se han cumplido los objetivos establecidos y se analizan los diferentes aspectos técnicos y económicos que ayudan a lograr un resultado más preciso de cada estudio.

Si alguien se preguntaba qué son los derechos de emisión de CO2, seguro que hemos dado respuesta a las dudas. Poco a poco es posible compensar la huella de carbono.

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