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La luz es un elemento de la naturaleza. Pero cuando se trata de luz artificial y resulta molesta, se trata de contaminación lumínica. Esta forma de contaminación puede tener drásticas consecuencias, que explicaremos más adelante.

¿Qué es la contaminación lumínica?

Así, hablamos de contaminación lumínica cuando hay un exceso de luz artificial que ilumina el exterior y el interior de las ciudades y los pueblos por la noche. Además, tiene las siguientes características:

  • Está producida por el alumbrado nocturno.
  • Tiene intensidades, direcciones o rangos espectrales inadecuados para la realización de las actividades previstas en la zona alumbrada.

Formas de contaminación lumínica

La luz, como contaminante, puede presentarse de distintas formas:

  • Resplandor celeste: se trata del halo que habitualmente vemos sobre las ciudades o zonas pobladas por la noche. Ocurre cuando la luz es dispersada en gotitas u otras partículas de la atmósfera.
  • Invasión lumínica: consiste en luz que pasa a sitioes donde no debería estar. Por ejemplo, la iluminación de una farola de la calle que entra de noche a nuestra casa y nos molesta o impide dormir.
  • Deslumbramiento: cuando los focos están colocados horizontalmente y, por eso, deslumbran a personas o animales.
  • Exceso de iluminación: se da cuando se utiliza más iluminación que la necesaria para determinada tarea. Puede consistir en dejar las luces encendidas en un lugar donde no son necesarias, tener la pantalla del móvil demasiado iluminada, etc.

¿Cómo conocer el mapa de contaminación lumínica de una zona?

Podemos conocer el mapa de contaminación lumínica en España y otros países gracias a webs como lightpollutionmap, que indican mejor el grado de gravedad de la polución lumínica.

Contaminación lumínica

¿Cómo nos afecta la contaminación lumínica?

A continuación veremos, por orden de importancia, los efectos de esta forma de polución en las personas.

Alteración del ciclo circadiano de las personas

Es decir, el ritmo natural del organismo que nos mantiene más activos durante el día y nos permite dormir por la noche. Mantenemos este ritmo gracias a la producción de melatonina en el cerebro, que se activa con la oscuridad. Esta sustancia es la inductora del sueño.

Si el organismo percibe luz por la noche dejará de producir melatonina y, por tanto, puede alterar el sueño y llevar a fatiga diurna.

La melatonina no solamente es la «hormona del sueño». También es antioxidante, reduce el colesterol, mantiene el equilibrio del sistema inmunitario y regula el funcionamiento del páncreas, las glándulas adrenales y sexuales, entre otras funciones.

Se ha comprobado que la luz azul inhibe más la producción de melatonina que la cálida, de manera que se debería optar por esta última para favorecer el descanso y el resto de funciones que hemos mencionado.

Efectos de la contaminación lumínica en los animales y las plantas

La luz nocturna afecta de distintas maneras a animales y plantas, lo que lleva a un desequilibrio de todo el ecosistema.

Muchos efectos todavía se desconocen, pero podemos mencionar algunos efectos de la iluminación nocturna en animales que ya se han registrado:

  • Alteración de los ciclos de reproducción en anfibios. Estos animales, como las ranas y las tortugas, basan en la ausencia de luz la época de apareamiento que, por tanto, ha cambiado en presencia de luminosidad nocturna.
  • Muerte de tortugas bebé: cuando las tortugas salen de los huevos en la playa, se orientan por el resplandor del cielo en el horizonte para saber dónde han de dirigirse. Si ahora tenemos fuentes lumínicas en otros lugares, irán en dirección contraria al agua y finalmente fallecerán, pues necesitan el agua para sobrevivir.
  • Alteración de las migraciones de las aves: muchas aves migran de noche y utilizan la luz de las estrellas y la luna para orientarse. Los resplandores les desorientan y terminan volando sin rumbo o en el lugar equivocado.
  • Variación de las poblaciones de insectos. La luz artificial atrae a los insectos. No pasa nada si esto sucede con una lámpara, pero si mueren poblaciones enteras de insectos se altera la cadena trófica, puesto que hay otras especies que se alimentan de ellos. Así, pondrán también en riesgo estas especies y finalmente el equilibrio de todo el ecosistema puede peligrar.

Cómo evitar la contaminación lumínica

En primer lugar, tanto los ciudadanos como las empresas deberían ser conscientes de la cantidad de luz que realmente necesitan por la noche. Además, esto puede ser ventajoso para ahorrar en la factura de la luz. Algunas formas de evitar esta forma de polución son los siguientes.

Orientar adecuadamente los focos de iluminación

Consiste en orientar un punto de luz dirigiéndolo solo a la superficie que se quiere iluminar. Por ejemplo, orientar una farola hacia el suelo. También hay que evitar que la iluminación se disipe en otras direcciones. Especialmente, se han de tener en cuenta la proximidad de hogares o de espacios naturales.

Utilizar sensores de movimiento

Cada vez es más frecuente el uso de estas bombillas que detectan el movimiento. Así, se evita un gasto energético inútil al tener las luces encendidas durante toda la noche y, al mismo tiempo, se reduce la polución por luminosidad.

Iluminar solo lo imprescindible

En las ciudades es frecuente ver siempre iluminados los edificios públicos, monumentos, etc. Si se redujera la iluminación solo para lo necesario, es decir, para poder desplazarse, se evitaría una gran fracción de contaminación lumínica.

No proyectar luces al cielo

Los cañones láser decorativos también son prescindibles y pueden ser muy perjudiciales para animales como las aves, además de contribuir al resplandor celeste.

Como se puede ver, con unos cuantos cambios en nuestro modo de consumir luz por la noche, podemos hacernos un gran favor a nosotros y al medio ambiente. ¡Evitemos la contaminación lumínica!

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