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La transición ecológica es de gran importancia para conseguir un planeta más sostenible. Sin embargo, supone un cambio de paradigma que debe darse cuanto antes para que sus resultados sean positivos. En este artículo, vamos a explicar con detalle qué es y cómo podemos dar el paso hacia un medioambiente más estable.

Qué es la transición ecológica

En realidad, a la hora de conocer con más exactitud qué es la transición ecológica, debemos pensar en un cambio de mentalidad. Actualmente, vivimos en un mundo en el que lo que prima es el consumo y la idea de usar y tirar. Este uso ineficiente de los recursos está mermando las reservas naturales de muchos minerales y acumulando gran cantidad de residuos a diario.

Para conseguir salir de este ciclo es necesario que todos nos movamos paulatinamente hacia un modelo sostenible. Esta transición debe darse mediante el uso de energías alternativas y renovables, el reciclaje y la economía circular.

Objetivos que se persiguen

El problema de la contaminación es una parte muy importante de esta transición, así como la escasez de recursos hídricos y minerales. A continuación, mostramos los principales objetivos tanto de la Unión Europea como de España.

Limitar las emisiones de gases de efecto invernadero

Gases como el CO₂ resultan inocuos para los seres vivos. Sin embargo, representan un serio problema para el calentamiento global. En la Unión Europea se ha establecido un sistema de derechos de emisión que persigue reducir de manera escalonada estas emisiones. Para el año 2030 se espera haber reducido en un 40 % las emisiones respecto a las del año 1990. Para el año 2050, esta reducción debería alcanzar el 90 %.

Poniéndolo en contexto, en 2030 España debería emitir un máximo de 139 000 millones de toneladas de CO₂ y para 2050 la cifra debería descender hasta los 23 000 millones de toneladas en 12 meses.

Energías no contaminantes

El CO₂ es emitido por prácticamente todos los ciudadanos. En España superamos las 4,6 toneladas per cápita en 2021. El simple hecho de conectar una bombilla contamina. Hay que recordar que parte de la electricidad procede de combustibles fósiles. Por tanto, es vital descarbonizar la generación de energía. Algunos países han apostado por la energía nuclear, que apenas genera residuos y no emite gases nocivos a la atmósfera. No obstante, es peligrosa y sus desechos son tóxicos durante cientos de años.

La solución pasa por aprovechar los diferentes elementos naturales para disfrutar de una energía muy barata e ilimitada. En 2030, España debería contar con un 32 % de energía renovable. En el año 2021, ese dato fue del 46,2 %. En consecuencia, esa parte del camino ya se ha cumplido con creces.

Lo más relevante vendrá en 2050. Para entonces se espera que el 100 % de la energía provenga de fuentes renovables. Este reto obligará a los países a realizar inversiones para conseguir que la energía hidroeléctrica, eólica y solar sean una referencia. Además, dado que la energía renovable no puede preverse con antelación, será necesario instalar más de la necesaria. Este peaje es obligado si queremos alcanzar los objetivos establecidos en París en 2015.

Cómo impulsar este cambio social

Está en nuestra mano aportar nuestro granito de arena. Ahora, vamos a exponer algunos consejos que apoyan esta causa.

Buscar compañías que ofrezcan energía renovable

Cada vez más empresas prestan este servicio. Una energía 100 % renovable y con certificado de origen. Promocionar a estas compañías también fomenta la inversión en energía renovable. A largo plazo el precio de la luz bajará y, a su vez, el medioambiente se verá beneficiado.

Utilizar transportes alternativos

¿De verdad requerimos el coche para todos los desplazamientos? Los vehículos eléctricos han supuesto un antes y un después. No obstante, para ciertos desplazamientos no son la elección más acertada. Para ir al trabajo, por ejemplo, resulta preferible utilizar el transporte público o disfrutar de la bicicleta. Para los viajes largos podemos recurrir a los trenes de alta velocidad o al alquiler de un vehículo durante unos días.

Reciclar y reutilizar

Cada vez que introducimos una lata de refresco en el contenedor de reciclaje, estamos contribuyendo a lograr un planeta más sano y unos ecosistemas más estables. Este sencillo gesto puede marcar la diferencia a largo plazo y es responsabilidad de todos. Aprovechar los mercados de segunda mano y vender lo que ya no utilizamos también es una solución. Todo lo que pueda prevenir que debamos crear desde cero cualquier bien, es algo positivo.

Valorar los productos de la tierra

Al hacer la compra, seguro que en más de una ocasión hemos visto frutas, verduras y hasta pescados de otros países. Una patata sembrada en Israel habrá recorrido más de 5000 km para llegar a nuestra mesa. Esto hace que su huella de carbono sea muy alta. Sin embargo, el producto local de proximidad tiene una huella mucho más pequeña. Si buscamos bienes y productos de la zona, estaremos ayudando al medioambiente y apoyaremos la economía local. De hecho, ya existen numerosas empresas neutras en carbono.

La transición ecológica es la piedra angular de un mundo renovado y con una perspectiva diferente sobre el medioambiente. El cambio climático es una realidad y depende de todos ponerle una solución a tiempo. Siguiendo algunos de estos consejos es posible que consigamos cumplir los objetivos de la transición ecológica de forma holgada. Tan solo es necesario que ciudadanos, empresas e instituciones nos pongamos a trabajar en ello. De este modo, las futuras generaciones podrán seguir disfrutando de todos los recursos del planeta.

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