Gestión CO2: cómo compensar la huella de carbono
La emisión de gases de efecto invernadero (GEI) se ha incrementado notablemente en los últimos años, pero gracias a pequeñas actuaciones se puede contrarrestar la polución que se genera en las acciones empresariales. En Europa, la quinta parte de estas emisiones se genera en la producción de energía para abastecer a los hogares. Sigue leyendo y aprende a compensar la huella de carbono.
Arrancar la flota de vehículos, la maquinaria o el uso de aparatos eléctricos y electrónicos son solo algunas de las actividades cotidianas que dejan tras de sí un rastro de emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.
Emisión de gases de efecto invernadero
Las emisiones de dióxido de carbono han aumentado en 2017, según el informe anual del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA). De hecho, un reciente trabajo de la Universidad de Stanford asegura que la presencia del dióxido de carbono proveniente de los combustibles fósiles también creció en 2018, lo que pone en peligro el cumplimiento los objetivos y las medidas marcadas para combatir el calentamiento global.
En España, el avance del Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero calcula que la emisión de gases contaminantes en 2017 fue de 338,8 millones de toneladas, lo que supone un incremento de más del 4% con respecto al año anterior. De esa cantidad, el 81% es dióxido de carbono (CO2), siendo los sectores del transporte y la producción de electricidad los mayores emisores de este agente nocivo.
Cuáles son los gases de efecto invernadero
Los gases de efecto invernadero principales son:
- Dióxido de carbono (CO2): proviene de la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el carbón o el gas natural, sustancias creadas en el interior de la tierra hace millones de años.
- Vapor de agua (H2O): se obtiene por evaporación o ebullición del agua líquida o por sublimación del hielo.
- Metano (CH4): es el producto final de la putrefacción anaeróbica de las plantas y resulta 23 veces más potente que el CO2.
- Óxidos de nitrógeno (NOx): son varios compuestos químicos binarios gaseosos que se forman por la combustión a altas temperaturas.
- Ozono (O3): es un compuesto gaseoso altamente oxidante, cuyo uso principal es la desinfección y desodorización del ambiente, y para el tratamiento y purificación de aguas.
- Clorofluorocarbonos (CFC): usados como gases refrigerantes, agentes extintores y propelentes para aerosoles.
Exceso de CO2 son un problema para el medioambiente
El dióxido de carbono, además de ser un agente que contribuye al calentamiento global, también es uno de los nutrientes principales para árboles y plantas. El problema radica en que los niveles de CO2 de la atmósfera causados por la acción humana son superiores a los que la vegetación es capaz de absorber. Por ello es necesario acciones de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y posteriormente hacer acciones de compensación.
Otro de los factores más perjudiciales para el medioambiente son los RAEE tratados de forma incorrecta. Si te interesa saber más sobre esta problemática, te dejamos este artículo sobre basura electrónica, origen y peligro.
Obligación de cálculo de la huella de carbono
La publicación de la Ley 7/2021 de cambio climático y transición energética, que entró en vigor el 22/05/2021, busca ser el marco sobre el cual España debe avanzar para la consecución de los objetivos del Acuerdo de París de 2015 y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y de esta manera alcanzar la neutralidad climática.
Tras la publicación de esta ley se establecerá en el plazo de un año (21/05/2022) las especificaciones de las empresas, que, en el territorio nacional, se encontrarán en la obligación de calcular y publicar su Huella de Carbono.
Además, tendrán la obligación de elaborar y publicar un plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, el cual deberá establecer un objetivo cuantificado de reducción en un horizonte temporal de cinco años. Las empresas podrán compensar de manera voluntaria su huella de carbono.
Esta obligación se especificará en el plazo de un año a través de la modificación del Real Decreto 163/2014, de 14 de marzo, por el que se crea el registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono.
La reducción de las emisiones y de la huella de carbono también se incorporará en los Contratos del Sector Público, como prescripciones técnicas particulares en los pliegos de contratación. El ejecutivo elaborará en el plazo de un año un catálogo de prestaciones, en cuya contratación se tendrán en cuenta estos criterios de lucha contra el cambio climático.
Reducir las emisiones de CO2
La huella de carbono es la herramienta para conocer cuál es nuestro impacto medioambiental. Ese es el primer paso, el segundo es reducirlo y posteriormente compensarla. A nivel individual podemos reducirla, pero las empresas y organizaciones tienen un papel esencial, por responsabilidad y por capacidad de acción.
Nosotros llevamos dos años haciendo el cálculo de nuestra huella de carbono y hemos visto la reducción después de un año de acciones alcanzar dicho objetivo. Te dejamos el siguiente enlace para que puedas ver nuestro informe de las emisiones y la reducción que hemos realizado:
Medidas que pueden aplicar las empresas para reducir las emisiones de CO2
Las empresas pueden aplicar una serie de medidas para reducir la huella de carbono, que tendrán un gran impacto medioambiental y social.
- Inscribirse en registros de la huella de carbono.
- Desarrollar un Proyecto Clima del Fondo de Carbono para una Economía Sostenible.
- Reducir el consumo de materias primas, energía o de productos.
- Compensar la huella de carbono: realizando una aportación económica voluntaria a proyectos que consiguen reducir una cantidad de CO2 equivalente.
- Reducir el uso de energía:
- Emplear bombillas de alta eficiencia energética.
- Contratar energía procedente de fuentes renovables.
- Cambiar los gases refrigerantes por otros con menor potencial de calentamiento global.
- Programar el apagado y desconexión automática de los equipos.
- Promover el trabajo flexible, para reducir el número de horas de los empleados en las instalaciones.
- Apostar por el abastecimiento sostenible: contar con proveedores o intermediarios que también tengan registrada la huella de carbono.
- Reducir o adaptar la movilidad de los trabajadores y el transporte de mercancías.
Compensar tu huella de carbono
El primer paso para poder reducir la huella de carbono es medirla. Existen diversas herramientas para calcular la huella de carbono, busca la que más se acomode a tus necesidades.
La huella de carbono permite modificar los hábitos de consumo de energía, de productos, de movilidad, etc. para conseguir reducir al máximo las emisiones de CO2 asociadas a nuestra vida cotidiana. Pero alcanzar la huella de carbono cero es difícil. Por eso, para ser neutro en carbono se puede compensar la huella de carbono que no se ha logrado reducir.
La compensación de emisiones de CO2 consiste en la aportación voluntaria de una cantidad económica, proporcional a las toneladas de CO2 generadas, a un proyecto que absorbe una cantidad de toneladas de CO2 equivalente a la generada en nuestra actividad, mediante un proyecto de sumidero de carbono por reforestación, o que evita la emisión de una cantidad equivalente de toneladas de CO2 por medio de un proyecto de ahorro o eficiencia energética, de sustitución de combustibles fósiles por energías renovables, tratamiento de residuos o conservación de masas forestales amenazadas por la deforestación.
Los créditos de carbono
Cuando una empresa desea compensar sus emisiones de CO2, adquiere el número de créditos de carbono correspondiente al volumen de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
La demanda de créditos de carbono es, a veces, mayor que el número de proyectos existentes. Por eso se dice que un crédito de carbono es «ex-ante» cuando se vende antes de que se haya producido la reducción de las emisiones de CO2. Por el contrario, un crédito de carbono «ex-post» corresponde a la financiación del proyecto una vez que se han evitado las emisiones.
Existen tres tipos de proyectos de compensación de carbono
La compensación de carbono consiste en la financiación de proyectos para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) mediante la compra de créditos de carbono.
- Los proyectos forestales que promueven el secuestro y la absorción de CO2 por los suelos y los bosques forestales. Bosquia o Reforesta son dos empresas que promueven la repoblación forestal.
- Los proyectos de energía renovable que permiten la producción de energía más limpia y la sustitución de energías contaminantes por energía verde, como el proyecto Gandhi de Selectra.
- Los proyectos relativos al uso racional y eficiente de la energía que desarrollan tecnologías limpias y sostenibles para producir electricidad, frío y calor para aumentar la eficiencia industrial y limitar el consumo de energía en el transporte y la construcción, por ejemplo.
Energías renovables
Estos proyectos se pueden implementar en todo el mundo. En efecto, el calentamiento global es planetario y todos los países del mundo comparten la misma atmósfera. Por lo que la financiación de un proyecto en un país en vías de desarrollo tiene el mismo sentido como uno en un país desarrollado.
La mayoría de los proyectos ambientales se implementan en países en vías de desarrollo ya que allí suelen tener mayores impactos a un costo menor. El mix energético de estos países suele ser más contaminante y sus infraestructuras menos eficientes, a diferencia de los países desarrollados.
Los mercados de carbono
Con la firma del Protocolo de Kioto en 1997, además de otras iniciativas mundiales como el Protocolo de Montreal, la Cumbre de la Tierra, la Cumbre de París, y más recientemente la Conferencia de las Partes (COP), los gobiernos se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 5% durante el período de 2008 a 2012 en comparación con el nivel de 1990.
Compensación de carbono
Además de estas medidas, los países industrializados pueden recurrir a mecanismos complementarios invirtiendo, mediante créditos de carbono, en proyectos de reducción de los gases de efecto invernadero fuera de su territorio. Así empezó la compensación de carbono.
Para regular el mercado de compensaciones de carbono se creó un mercado de cumplimiento, también conocido como mercado de conformidad o mercado regulado, destinado únicamente a los gobiernos y empresas que, por ley, tienen que rendir cuentas de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
En cambio, en el mercado voluntario de carbono, el comercio de créditos se produce sobre una base facultativa. Está dirigido a organizaciones públicas y privadas, a empresas y a ciudadanos particulares que son conscientes de su responsabilidad en el cambio climático y que voluntariamente quieren neutralizar sus emisiones de CO2, compensándolas en proyectos limpios en países en vías de desarrollo.
En España, con el objetivo de que se reconozca la compensación de huella de Carbono, el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) recoge los esfuerzos de las empresas y organizaciones y las acredita de forma oficial a través de un sello, permitiéndolas formar parte del Registro Nacional de Huella de Carbono que se publica en su web oficial.
La responsabilidad social corporativa (RSC) y las relaciones públicas están entre las motivaciones más habituales para la compra de créditos de carbono, además de la certificación, la reputación y los beneficios ambientales y sociales.
Los certificados de compensación de carbono
Para garantizar la transparencia y la credibilidad de un proyecto de compensación, se han creado certificaciones de compensación de carbono.
Los dos mecanismos del Protocolo de Kioto son muy importantes para el mercado de conformidad:
- El Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL) que proporciona financiación para proyectos desarrollados por los países industrializados en los países en vías de desarrollo.
- La Ejecución Conjunta (JI, del inglés Joint Implementation) que asegura la inversión de proyectos desarrollados entre países industrializados.
Estos proyectos son validados por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que garantiza que las reducciones de las emisiones sean reales, mensurables, verificables y adicionales.
Las certificaciones de reducción voluntaria de emisiones, inspiradas en las certificaciones del Protocolo de Kioto, ofrecen garantías de fiabilidad similares a los proyectos de compensación:
También cabe destacar el programa REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques), que no es una certificación sino un programa de las Naciones Unidas que tiene como objetivo reducir las emisiones de CO2 por la deforestación y la degradación de los bosques en los países en vías de desarrollo. Al dar un valor monetario al carbono almacenado por los bosques, el programa alienta a dichos países a aplicar políticas para combatir la deforestación, aumentar los recursos forestales y gestionar los bosques de manera sostenible.