basura tecnológica

¿Qué es la basura tecnológica y como reciclarla?

En 2019, el mundo generó 53,6 millones de toneladas métricas (Mt) de basura tecnológica, y solo el 17,4% de esta fue documentado oficialmente como debidamente recolectado y reciclado. Creció 1.8 Mt desde 2014, pero la generación total de desechos electrónicos aumentó en 9.2 Mt. Esto indica que las actividades de reciclaje no van a la par con el crecimiento global de la basura electrónica.

Qué es la basura tecnológica

Según el artículo 3.a del Real Decreto 110/2015, de 20 de febrero, se consideran aparatos eléctricos y electrónicos (AEE), a todos los aparatos que para funcionar debidamente necesitan corriente eléctrica o campos electromagnéticos, y los aparatos necesarios para generar, transmitir y medir tales corrientes y campos, que están destinados a ser utilizados con una tensión nominal no superior a 1.000 V en corriente alterna y 1.500 V en corriente continua.

Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), también conocidos como basura tecnológica, según el art. 3.f), son todos los aparatos eléctricos y electrónicos que pasan a ser residuos de acuerdo con la definición que consta en el artículo 3.a) de la Ley 22/2011, de 28 de julio. Esta definición comprende todos aquellos componentes, subconjuntos y consumibles que forman parte del producto eléctrico o electrónico en el momento en que se desecha.

Se consideran RAEE históricos, según el art. 3.m) todos los residuos procedentes de productos introducidos en el mercado antes del 13 de agosto de 2005.

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Problemática de la basura tecnológica

Estos aparatos eléctricos y electrónicos pueden contener sustancias peligrosas, como el cadmio, mercurio, plomo, arsénico, fosforo, aceites peligrosos y gases que agotan la capa de ozono o que afectan al calentamiento global como los clorofluorocarbonos (CFC), hidro clorofluorocarbonos (HCFC), hidrofluorocarbonos (HFC), hidrocarburos (HC) ó amoniaco (NH3), que si bien son necesarias para garantizar su funcionalidad, pueden emitirse al medio ambiente o ser perjudiciales para la salud humana si, una vez que se convierten en residuos, los aparatos no se gestionen y se tratan adecuadamente.

Clasificación y tipos de basura tecnológica

Cómo se clasifica la basura tecnológica según la legislación española. El Real Decreto 110/2015 de 20 de febrero sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) presentó cambios a partir del 15 de agosto de 2018 en cuanto a la clasificación de los aparatos eléctricos y electrónicos, ya que el alcance de aplicación cambió y quedó establecida en 7 categorías, a diferencia de las 10 categorías establecidas hasta el 14 de agosto de este mismo año.

Aparatos de intercambio de temperatura

Frigoríficos, congeladores, aparatos que suministran automáticamente productos fríos, aparatos de aire acondicionado, equipos de deshumidificación, bombas de calor, radiadores de aceite y otros aparatos de intercambio de temperatura que utilicen otros fluidos que no sean el agua.

Monitores y pantallas

Pantallas, televisores, marcos digitales para fotos con tecnología LCD, monitores, ordenadores portátiles, incluidos los de tipo “notebook”.

Lámparas

Lámparas fluorescentes rectas, lámparas fluorescentes compactas, lámparas fluorescentes, lámparas de descarga de alta intensidad, incluidas las lámparas de sodio de presión y las lámparas de haluros metálicos, lámparas de sodio de baja presión y lámparas LED.

Grandes aparatos (>50cm)

Lavadoras, secadoras, lavavajillas, cocinas, cocinas y hornos eléctricos, hornillos eléctricos, placas de calor eléctricas, luminarias; aparatos de reproducción de sonido o imagen, equipos de música (excepto los órganos de tubo instalados en iglesias), máquinas de hacer punto y tejer, grandes ordenadores, grandes impresoras, cartuchos de impresión, tóner y otros consumibles relacionados grandes con partes eléctricas, copiadoras, grandes máquinas tragaperras, productos sanitarios de grandes dimensiones, grandes instrumentos de vigilancia y control, grandes aparatos que suministran productos y dinero automáticamente.

Pequeños aparatos (<50cm)

Aspiradoras, limpia moquetas, máquinas de coser, luminarias, hornos microondas, aparatos de ventilación, planchas, tostadoras, cuchillos eléctricos, hervidores eléctricos, relojes, maquinillas de afeitar eléctricas, básculas, aparatos para el cuidado del pelo y el cuerpo, calculadoras, aparatos de radio, videocámaras, aparatos de grabación de vídeo, cadenas de alta fidelidad, instrumentos musicales, aparatos de reproducción de sonido o imagen, juguetes eléctricos y electrónicos, artículos deportivos, ordenadores para practicar ciclismo, submarinismo, carreras, remo, etc., detectores de humo, reguladores de calefacción, termostatos, pequeñas herramientas eléctricas y electrónicas, pequeños productos sanitarios, pequeños instrumentos de vigilancia y control, pequeños aparatos que suministran productos automáticamente, pequeños aparatos con paneles fotovoltaicos integrados, interruptores, regletas, enchufes, relés.

Aparatos informáticos y de telecomunicaciones con componentes peligrosos

Teléfonos móviles, GPS, calculadoras de bolsillo, ordenadores personales, teléfonos, cartuchos de impresión y tóner con partes eléctricas.

Paneles fotovoltaicos

Según se establece en el anexo III del real decreto, la Directiva de 2012 reduce estas categorías a 6 pero se ha considerado adecuado separar los paneles fotovoltaicos en una nueva categoría dada la singularidad de este tipo de aparatos, de larga vida media y perfil profesional para que no distorsione las cuotas y objetivos de recogida anuales del resto de aparatos eléctricos con características más similares.

Cómo reciclar la basura tecnológica

Una vez que la basura tecnológica llega a las plantas autorizadas de reciclaje, como la de ACS Recycling, se les retiran los elementos contaminantes, y el resto de los componentes (plástico, aluminio, cobre o vidrio) se procesan para fabricar nuevos productos. El proceso de reciclaje de los dispositivos electrónicos es relativamente sencillo en comparación con el de otras industrias y se calcula que el 70% de cada dispositivo puede transformarse en materias primas aprovechables. La reutilización de materias primas nace del concepto de la Minería Urbana.

El objetivo siempre es recuperar los materiales contenidos en los aparatos eléctricos y electrónicos para que vuelvan a ser utilizados en una nueva cadena de valor. De este modo, la gestión de RAEE garantiza la reutilización de materiales, a la vez que minimiza el impacto de los residuos sobre el medioambiente y el agotamiento de los residuos naturales del planeta.

En nuestras instalaciones disponemos de un Centro de Preparación para la Reutilización (CPR), es el departamento que lleva a cabo la tarea de recuperar, reparar y preparar aquellos RAEE que entran a nuestra planta, bajo previa aceptación del cliente y que aún tienen una segunda vida útil.

Métodos para reciclar los RAEE

Los gestores de RAEE, como ACS Recycling, son empresas especializadas que tienen planta propia de reciclaje (no todos los gestores de RAEE tienen o tienen que tener planta propia de reciclaje, en caso de que no tengan tienen que llevarlo a dicha planta), y que permiten a las empresas cumplir con sus obligaciones medioambientales. Los gestores realizan una gestión sostenible de residuos eléctricos y electrónicos cumpliendo en todo momento con la legislación vigente

Recogida y transporte de RAEE

El transporte de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos se realiza de conformidad con la legislación sectorial vigente y en los términos previstos en el anexo VII del Real Decreto 110/2015.

ACS RECYCLING es una empresa dedicada a los servicios medioambientales especializada en la gestión y el reciclaje de residuos eléctricos y electrónicos (RAEE). Ubicada en pleno cinturón industrial de Barcelona, con una planta propia de reciclaje de RAEE, autorizada por la Agencia de Residuos de Cataluña, con el código de gestor E–1508.14 y código de transportista T-4618.

Entrada y clasificación de los RAEE

Una vez recogidos los residuos y aparatos electrónicos, se trasladan y se descargan todos ellos directamente a nuestra planta de reciclaje, especializada únicamente en RAEE. Antes de empezar a tratar los residuos electrónicos, hacemos una previa segregación manual. De esta manera, retiramos los componentes y materiales peligrosos para evitar perjudicar el correcto tratamiento que les daremos después.

Desmontaje y separación manual de los componentes del aparato.

Para poder aprovechar al máximo los diferentes materiales que conforman los RAEE estos requieren de un desmontaje manual, como por ejemplo las máquinas recreativas, las impresoras, las pantallas o las torres de ordenador entre otros.

Reciclaje mecánico, mediante la extracción y triturado de materiales.

En ACS Recycling contamos con maquinarias de última generación para la separación y segregación de los RAEE.

Confía en un profesional autorizado como ACS Recycling para gestionar el reciclaje de tus RAEE de forma adecuada y sostenible.

Beneficios de reciclar la basura tecnológica

Según un estudio publicado en 2019 por la revista Environmental Science & Technology sale 13 veces más caro extraer los minerales de yacimientos naturales que recuperarlos a partir de desechos tecnológicos para fabricar nuevos dispositivos. Para obtener minerales como el platino, el cobre o el paladio no solo hace falta excavar y procesar los materiales, sino también emplear ingentes cantidades de agua o energía. Aquí entra el concepto de economía circular, basado en el aprovechamiento de materiales de productos reciclados y en una menor dependencia de la extracción de recursos vírgenes.

El reciclaje de basura tecnológica no solo mejora la calidad del medio ambiente, sino que también trae otros beneficios. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) considera que estos objetos, si reciben el tratamiento de reciclaje oportuno, pueden generar oportunidades cuyo valor supera los 62.500 millones de dólares anuales y crear millones de nuevos puestos de trabajo a nivel global. En ese sentido, tanto esta organización como la ONU se han marcado como meta incrementar el porcentaje global de reciclado al 30% y alcanzar el 50% en países con legislación sobre residuos eléctricos y electrónicos.



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